- Itxaso Segues
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Hablar de Serena Williams es hablar de una campeona, en el sentido más amplio de la palabra. Estoy segura de que la conoces: es una de las mejores tenistas de la historia, con 39 títulos de Grand Slam, 23 de ellos individuales (Rafa Nadal tiene 22, para que te hagas una idea).
Te podría hacer un resumen de su palmarés, o de sus inicios en el tenis junto a su hermana Venus. Si esto te interesa, te recomiendo que una tarde de mal tiempo, sofá y manta eches un ojo a la película “El Método Williams”, que cuenta los comienzos de Serena (y toda su familia) en el mundillo del tenis a manos de su padre, Richard Williams.
Lo que a mi más me gusta de Serena y hace que para mi sea una mujer que inspira, ha sido su actitud dentro y fuera de la cancha. Además de ser una leyenda del tenis, es una mujer que ha desafiado límites. Me acuerdo de cuando la veía en la tele, pegando raquetazos como si no hubiera un mañana, con esas faldas que dejaban ver unas estupendas patorras fuertes y poderosas, nada que ver con lo que yo veía en las revistas.
Verla en acción fue siempre un ejemplo para mi de que los límites se los pone cada uno, y tal y como ella ha dicho en más de una ocasión: “Tenemos que creer en nosotras mismas cuando nadie más lo haga”.
También la he visto fuera de las canchas, con unos lookazos de quitar el hipo, porque ser una mujer fuerte no está en absoluto reñido con ser elegante, ni con ser femenina, ni con disfrutar de la vida.
Siempre me ha parecido una inspiración porque ha roto barreras, demostrando que cuando nos lo creemos, no hay quien nos pare. Y eso siempre son buenas noticias.
Gracias, Serena.
¡Desde aquí te mando mucho ánimo, y te veo en el siguiente artículo!
Hasta entonces, ¡feliz entreno! (¡y recuerda, que nada te pare!)
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